AUTOR DEL BLOG

Mi nombre es Marcos... o Espinosa, como queráis llamarme.
El tema es que este blog nació para contar las experiencias vividas y por vivir (sobretodo por vivir) en la ciudad noruega de Trondheim, que es donde en el año 2010-2011 voy a pasar diez meses viviendo, admirando la naturaleza, estudiando, conociendo gente y echando de menos a los míos.
Este es mi nombre y este es mi blog... y todos sois bienvenidos, así que sin ningún reparo mandadme comentarios, preguntadme cosas...lo que queráis. Yo trataré de haceros creer que estáis aquí también, conmigo.

Un saludo y... nos vemos en el frío norte!
mdespinosa@gmail.com


Viaje a Laponia en Navidad, 70º Norte (Parte 2/3)

Al día siguiente...

Miércoles 29 de Diciembre

Cogimos el bus al aeropuerto de Gardemoen (tremennndo de grande comparado con Rygge) y cogimos nuestro vuelo lleno de niños "pasilleros" y noruegos grandotes del norte hacia nuestro destino irónicamente llamado "Alta", en lo más "alto" que habíamos estado del mapa del mundo.

No se si lo he comentado alguna vez, pero nunca me cansaré. En invierno en noruega hay muy poca luz, y en el momento en el que coges un avión, pasas la capa de nubes y la luz del sol entra por las ventanillas del avión... es una sensación totalmente abrumadora para la cabeza y el cuerpo. Es como algo mágico, es como un aliento, es muy.... hermoso.

Bueno, pues según los cálculos y lo que me había informado la de turismo de ese lugar, en la laponia en invierno "no salía el sol", sino que había una "noche polar". Claro, uno se imagina un paisaje blanco y un cielo azulado, pero oscuro, como si fuera una perpetua luna llena en la que puedes medio ver en la oscuridad.

Pues no, estábamos totalmente equivocados, habíamos subestimado la capacidad de nuestra atmósfera de dispersar los rayos de luz solar más allá de la línea del terminador de nuestro planeta. Es decir: no íbamos a ver el sol en los días en los que estuviéramos allí, pero sí su luz. El resultado es algo asombroso, es como un perpetuo amanecer que a mitad del día sin que te des cuenta, la tonalidad del paisaje se torna a un tono anaranjado de un atardecer. Así durante más de un mes. Te da la sensación de estar en otro planeta con otra rotación diferente a la de la Tierra.

Antes de aterrizar, desde el avión se podía ver los entrantes y salientes de los fiordos hacia el Océano Glaciar Ártico.


una vez aterrizados, la sensación de estar en la última llanura de Europa frente al océano era preciosa, mirando hacia el interior:


Allí en el aeropuerto nos esperaban la señora de turismo con la que había hablado durante meses para organizar el viaje, con el cartelito de Sr. Diago, y el de Europcar, con los papeles y llaves de nuestro coche noruego.

Mi padre es el conductor de la family y teníamos todo el día por delante para llegar a Karasjok, 200 kilómetros en la altiplanicie lapona. Era la primera vez que mi padre conducía en nieve, hielo, ventisca y condiciones atmosféricas extremas, y al principio se iba un poquitín en las curvas pero luego le cogió el tranquillo rápidamente.


A medida que nos íbamos alejando de la costa, iban desapareciendo los pinos y empezaba a haber cada vez más arbustos, hasta que hubo un momento, pasado el cruce hacia Kautokeino, en el que el paisaje era totalmente llano y sin vegetación, estábamos entrando en la tundra.

Llegamos a nuestras cabañas de Engholm Husky, y esta era la nuesta por dentro:


Ese día era de descanso y ya había anochecido, así que nos habituamos a la cabaña y al entorno, dando un paseo por el recinto donde estaban los perros de los trineos, esperando a su siguiente día de ejercicio:


Esa noche mientras cenamos hubo una aurora boreal y salimos todos corriendo con nuestras cámaras, pero no pudimos captarlas.

Jueves 30 de Diciembre

Hoy era el día.

El día anterior nos dieron la ropa especial para abrigarnos bien en nuestro día de trineo de perros. Aquí arriba hacía unos 15 bajo cero, una temperatura bastante buena para estar donde estábamos. La cosa es que en el trineo vas a toda velocidad, y eso hace bajar la sensación térmica muchísimo. Conclusión: el equipo "para estar autóctonamente a buena temperatura" y sobrevivir a los fríos y al dogsleded trip era el siguiente:

  • Cuerpo: camiseta térmica, sudadera térmica, cazadora de plumas, abrigo de reno
  • Piernas: ropa interior, mallas térmicas o pijama, pantalones de ski, pantalones de travesía ártica (los de mi padre eran aptos para groenlandia)
  • Pies: calcetines de algodón, calcetines de algodón, calcetines de montaña, calcetines de lana, botas de travesía ártica.
  • Cabeza: gorro, primera capucha, segunda capucha
  • Manos: 3 capas de manoplas (increíble pero funciona!!)

El equipo que nos dieron, hay que hacer el comentario de que no es la última tecnología, sino lo que solían llevar los habitantes de allí, todo hecho a mano (menos los pantalones y botas). Los que llevan aquello les encanta la tranquilidad, el silencio y el disfrutar de la naturaleza, y el utilizar todo lo que la naturaleza les da, por eso eran así las ropas.

Mis padres en la preparación de los trineos, antes de partir:


Todos menos mi madre llevábamos nuestro propio equipo de perros, mi madre iba con el Sr. Engholm en el trineo guía. Nos explicó unas pocas reglas que había que cumplir con el trineo y los perros y qué hacer en caso de caída (os aseguro que poco se puede hacer ya una vez que te caes).

Es curioso y una preciosidad el llevar el trineo. El trineo guía lleva 12 perros, porque llevaba dos personas y además tiene que hacer el surco en la nieve, por lo que cuesta más tirar del trineo. Después íbamos en fila mi hermana, mi padre y yo. Al principio en ese orden, pero a lo largo del viaje fuimos cambiando porque a los perros les das igual tú, su objetivo es correr, correr y correr, y quieren alcanzar a los perros guía. Por lo tanto, si te caes... no debes soltar el trineo y tienes que evitar que se te vayan los perros porque sino, tendrás que ir andando. No es nada, pero nada nada fácil aguantar con tu propio peso la fuerza de tus 4 perros. Nada más comenzar mi padre en un curva se fue al suelo y mis perros querían pasar por encima de él, mientras él con todas sus fuerzas, enterrado de nieve hasta arriba, intentaba que no se escaparan los suyos. Al final se le escaparon y luego a mi también... vamos... A lo largo del día, hubo varias pérdidas de trineos, la más gorda la de mi hermana al final que tuvieron que ir a buscarla con otro equipo de lo muy atrás qeu se había quedado tirada y de lo mucho que habían corrido sus perros desde entonces.

En el descanso para comer, con mis perros:


Foto de los dos equipos: los australianos, nosotros y los dos guías: Krystal y Mr. Engholm, en la fogata asando nuestros bocadillos de salmón. Mi padre hizo la foto, y de derecha a izquierda somos: australiano, yo, mi hermana, mi madre, Mr. Engholm, Krystall y dos australianos.


Después, continuamos el viaje de vuelta al campamento base. Ojalá hubiera llevado el GPS, pero lo podría haber perdido en cualquier lado, lo que sí que sé es que descendimos desde las cabañas al río Karasjokka, que estaba helado y nevado por encima, y son ríos anchísimos, y la sensación de estar tú, con tu equipo de perros, miras adelante y ves a otro, que no sabes si es tu padre, tu madre o tu hermana, miras a tus lados, blanco, todo blanco, el río helado, más allá: los abetos, el bosque, y en el cielo, ese resplandor de un sol lejano que no volverá a salir en meses... es... te sientes... te sientes como me gusta sentirme... la sensación de ser el primero en esas tierras, de tener toda una tierra para tí, toda la naturaleza en tu mano y todo dependiendo de tu esfuerzo.

Era precioso, jamás nos olvidaremos de esas imágenes en la retina. Te imaginas una vista aérea en la que se ve todo blanco de nieve y negro de bosque, y una línea sobre el río y 4 grupos de trineos abriéndose paso en el hielo... precioso.

Y además, en ese momento, un grupo de renos salieron de unos arbustos y los perros se volvieron locos y querían ir a por ellos, corrían más, querían cambiar de dirección. Hubo un momento en un giro hacia la izquierda que mis perros no giraron e iba yo solo en dirección ningún lugar, hasta que los hice girar. Más adelante pero más o menos por ahí fue cuando mi hermana perdió el trineo Me enteré minutos después cuando su grupo de perros me adelantó corriendo hacia los perros guía.

Fue una experiencia inolvidable. Dura, energética, en tensión... pero llena de sentimientos de otras épocas.

Llegamos a nuestra cabaña y tocaba descansar:


Pero antes de eso, nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo de Karasjok, a intentar ver el parlamento sami, pero estaba cerrado. Es un edificio moderno imitando la forma de un tipi típico de estas tierras (sí, como los sioux).

Esto no lo he contado, pero los sami son una tribu nómada que vive del pastoreo de renos, un pueblo sin país, están repartidos entre cuatro países soberanos: Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, y os parecerá mucho, pero prácticamente la mitad de la superficie de escandinavia pertenece a los sami. Ellos han conseguido en sus cuatro países una legislación e independencia internas, y se rigen según su propio parlamento, que está ubicado en el pueblo de Karasjok. El Sapmitinget, el parlamento Sami.

Esa noche mientras cenábamos vimoas otra vez auroras boreales. Son como cascadas de colores, como velos con hilos que cambian de dirección rápidamente en direcciones caóticas. Un espectáculo precioso.

Viernes 31 de Diciembre

El último día del año 2010 teníamos expedición en moto de nieve por la tundra a ver una granja de renos que tenía una familia sami que vivía de ello. Primero nos llevaron en furgoneta:


Vinieron dos motos de nieve con remolques, y menos mal que nos daban una mantita, que ya os podéis imaginar que allí, en las alturas del altiplano, sin vegetación y a la velocidad de la moto, el aire era realmente gélido.


Llegamos a la granja de renos, donde el hombre nos comunica que según el termómetro, hace 20 grados bajo cero. Y ahí estamos la familia tan campante (de izquierda a derecha: Mónica, mi madre, yo y mi padre).


Los renos estaban separados en dos partes, los jóvenes y más abundantes en un sitio (en ese de arriba) y los de cornamenta en otro más pequeño, mirad que preciosidad de reno blanquito, casi se confunde con la nieve:


El entorno donde estábamos:


Y ya de vuelta a la casa de la familia sami, se estaba ya poniendo el sol, pero en estas dos fotografías vais a ver la sensación de saber que estás en el fin, en el fin de todo:


Y desde la casa de la familia sami este era el paisaje (pincha y ampliarás)


El chico sami nos hizo un plato típico de reno con especias y salsa que ... que se me está haciendo la boca agua ahora mismo y me voy a ir a cenar enseguida.

Vuelta a nuestras cabañas en Karasjok. Se ve que atravesamos lo que en google maps son lagos. Supongo que en verano el recorrido durará el doble porque no pueden ir en línea recta con las motos.

Vuelta al campamento base:


Tocaba la cena de nochevieja intercultural, con la gente que estaba en otras cabañas también alojada, y la verdad que entre los platos riquísimos llenos de delicias de allí, siempre naturales, y la gente tan tranquila y tan "sentidora" de la naturaleza, pasamos una velada muy bonita en la que hablamos todos un poco de nosotros mismos para conocernos.


Y después, gracias a las nuevas tecnologías de mi hermana, pudimos ver a las doce de la noche las campanadas de España, comiendo uvas que a saber de qué lejano país eran. Y para celebrarlo, nos metimos mi hermana y yo en la nieve descalzos a 15 bajo cero, mientras nuestros padres nos hacían la foto EJEM EJEEEEM !! casi nos quedamos sin dedos.... sin pies.... sin tobillos.... HHHMM :)

A la mañana siguiente dejaríamos ese idílico lugar de la tierra y volveríamos a coger el coche para ir a la civilización, si la podemos llamar así nosotros: al norte, a la ciudad de Alta.

Hasta la próxima!


Viaje a Laponia en Navidad, 70º Norte (Parte 1/3)


Hola de nuevo!

Ya con esto más o menos va a estar todo al día en tema de viajes. Son las vacaciones de invierno que nos hemos tomado la familia aprovechando que yo estaba por estas tierras. Hemos pasado parte de la Navidad y la Nochevieja entre el sur, centro y norte de noruega, y ha sido fantástico.

Dejadme que os cuente un poquito. Pero esta vez va a ser menos letra y más imágenes, ya que la naturaleza allí es impresionante.

Finales de Diciembre de 2010

Nuestro primer destino era Oslo, la puerta a Noruega, para mi ya un sitio conocido, pero para mis padres y mi hermana, ese mundo tan salvaje y frío donde estaba su hijo y hermano estudiando. Las primeras impresiones de la nieve desde el avión eran buenas, todo estaba tal cual lo había dejado al marcharme, todo helado y nevado. A mi padre le encantaba todo desde el aire:


Cogimos el bus a Oslo y aunque era tarde ya (había anochecido, a esta época mas o menos a eso de las 15:30 es de noche) nos dio tiempo a dejar las maletas, coger el vale de transporte (Oslo pass) y callejear un poco por la ciudad. Vimos Karl Johans Gate, la calle comercial, la plaza, el Rådhus (ayuntamiento moderno), la zona de Brygge, y cenamos por el puerto.

A la mañana siguiente había que levantarse pronto pues ese es el principal problema del invierno, que hay poca luz y hay que aprovecharla. Esa misma mañana lo primero que hicimos fue coger el metro de superficie para que nos diera todo un tour hasta la cima de la montaña: Frognerseteren, la estación de ski. Desde donde se ve todo Oslo. A medida que subíamos iba amaneciendo.


Allí, tras una foto de familia con el primer rayo de sol del norte del mundo:


... nos dimos cuenta de que realmente el copo de nieve ... tiene forma del símbolo de la nieve, algo que siempre suponemos pero que en España con lo poco y mal que nieva pues no lo había visto, fijáos qué preciosidad de fractal, jejeje:


Al bajar de la montaña aprovechamos para ir a ver los museos más importantes, el de Fråm (el barco de Amudsen), el de Kon-Tiki (el que demostró que se podía ir a américa en balsa) y el del Folclore Noruego, donde están todas las casas traídas de todos los puntos del país, incluido una iglesia de madera vikinga (Stavkirke). Las vistas desde los museos hacia Oslo también son preciosas:


Como no había tiempo que perder, cogimos el tranvía a ver el parque de las estatuas de Oslo, el Vigelandspark, donde vimos este atardecer pétreo.


Eso, lectores, eran las 4 de la tarde, bastante luz había dado para ese día, jeje. Ahora tocaba tranvía a la Ópera, que la vimos todavía con luz. Es una maravilla de la arquitectura moderna. Es tan fotogénica que siempre que voy a Oslo le saco fotos:


Después fuimos a ver la fortaleza de Akersus situada junto al puerto pesquero y el ayuntamiento y antes de cenar fuimos a hacer lo que no habíamos podido hacer al final en Nueva York el año pasado: patinar sobre hielo. En este caso, en la plaza principal de Oslo.


Ahí están mi madre y mi hermana bien de veras sobre el hielo que se atrevieron a enfrentarse al duro hielo. ¿Veis que bieeeen?

Finalmente ese día cenamos en un restaurante típico noruego unos platos de Kjøtt (ternera noruega), salmones diversos y pizza de salmón y cebolla típicas. Riquísimo todo y reconfortante despues de el día tan movidito. Al día siguiente debíamos ir pronto a coger el avión para subir hasta Alta y Karasjok. Esto era lo que nos predecía la temperatura:


Pero ¡baaaahh! ¡¡Símbolos "negativos" a nosotros!! jejeje. No sabíamos que lo mejor del viaje iba a ser precisamente, los momentos de más frío y tranquilidad.

Un saludo a todos!
Mañana continuaré con el peacho viaje :)
Marcos